Convertirse en madre o a diario trabajar y compartir con niños pequeños suele influir y generar cambios significativos, incluso afectar nuestro estilo personal.
Mi madre, por ejemplo, fue maestra de preescolar toda su vida. Tal vez eso influyó en su forma de ser tan alegre y cariñosa. ¿Su color favorito? ¡El rojo! ¿Su figura favorita? ¡Las mariposas! Su ropero estaba repleto de coloridas blusas y vestidos de flores. Su colección de joyas y bijoux rebosa color, brillo y movimiento, y solía combinar vistosas pulseras y collares. Mamá casi siempre andaba apurada, pero jamás salía de casa sin zarcillos y sin la boca pintada de rosa o naranja; y si alguna vez le pasaba, decía con cara de pánico: “ ¡me siento desnuda!”
En general, las madres adoptan un estilo más cómodo y práctico que el previo a los hijos. En mi caso, la maternidad no solo implicó una leve adaptación de estilo, sino más bien el impacto de un meteorito.
Cuando nació mi primer hijo...
Cuando nació mi primer hijo, me pareció tan frágil e indefenso, que me quité todas mis prendas: las pulseras, los anillos, hasta el esmalte de uñas. Y luego de un involuntario enredo de sus dedos con mi cadena segunda piel, esa que uno nunca se quita, y un (ahora entiendo) exagerado ataque de pánico, también me la quité. No quería ni un rasguño en la piel de mi bebé. En esa onda estuve los primeros días. Pasaron las primeras semanas, y lamento admitir, los primeros meses. Hasta que una mañana me sorprendí a mi misma frente al espejo, vestida de guerrera y con cara cansada. Me miré suficiente tiempo como para pensar más allá del cotidiano: Lista para la batalla de hoy! Recorrí cada detalle de mi apariencia. noté mis ojeras, mi cara lavada, la franela de cuello desfigurado, mis pantalones de excursionista con muchos bolsillos; mis zarcillos diminutos que ya ni recordaba desde cuando los llevaba; crema de cacao en los labios por maquillaje y el cabello hecho un nudo. Me sentí fea. Recordé con nostalgia algunos de mis atuendos preferidos previos al embarazo.
Muchos de los accesorios que me encantaba usar, los que había hecho para combinar con mis camisas blancas y lucir bien vestida en la oficina y los de look cool sobre franelas blancas los fines de semana… había sido justo durante el embarazo que mi creatividad se había alborotado y fue entonces que retomé mi antiguo hobby de hacer accesorios y otras manualidades.
Si bien vestirnos cómodas y a prueba de manchas es una necesidad y nos hace la vida con niños más fácil, no hace falta renunciar al toque personal y chic que aportan nuestras joyas y accesorios. Con la práctica aprendí que es posible lucir bien y disfrutar cada instante con los niños de nuestras vidas, sin sensación de sacrificio o sentimiento de culpa; siendo madre de un bebé, compartiendo con sobrinos, siendo enfermera o siendo una entusiasta maestra de preescolar.
No todo está perdido...
Una vez superada mi frenética etapa inicial de madre, decidí hacer algo por mí, reencontrar poco a poco el camino de vuelta a mi estilo personal. Empecé con lo que tenía en el armario. Al principio use zarcillos tipo studs, anillos y pulseras lisos y sin cantos filosos o piedras montadas. Conservé mis uñas cortas, pero de vuelta al esmalte; volví a ponerme mi cadena del día a día, y la colocaba debajo de la blusa cuando iba a cargar a mi bebé.
Gradualmente fui reincorporando mis accesorios de siempre. Descubrí que ciertas piezas se convertían en una diversión entre nosotros, entonces empecé a adquirir algunas piezas que funcionaran tanto al cargar a mi bebé como más adelante, como mi collar de cuentas grandes y redondas, de diseño brasileño, en tonos otoñales, que hoy en día sigue recibiendo halagos cuando lo llevo puesto.
Si reúno todo lo aprendido y descubierto sobre este tema, diría que la clave está en aplicar los siguientes tips:
- La regla general es que si compartes con bebés y niños pequeños, piensa en color, materiales y construcción. Es decir, prefiere accesorios en colores vivos, materiales no tóxicos y con piezas no filosas y firmemente sujetas.
- El mayor riesgo en niños pequeños es intoxicarse o meterse objetos extraños en boca, nariz u orejas . A mi hija en sus 4 años, le extrajeron de la oreja en el hospital de emergencias una cuenta redonda y grande como un chícharo, con la que había jugado en la escuela. Desde entonces recomiendo aplicar lo que podemos llamar “la regla del inverso”: mientras más pequeño el niño, más grandes las cuentas de sus juguetes, de tu collar y de tu pulsera!
Los materiales
En cuanto a materiales, evita los textiles, a menos que sean lavables y no produzcan alergia. Si no puedes resistirte a ese collar de bolas de fieltro de colores vivos, valida primero si la fibra es ecológica, es decir, tratada sin químicos. Las prendas con piedras preciosas en cabochón son ideales: no tóxicas y suaves al tacto.
También veo hoy en día que en el mercado se encuentran accesorios especialmente para mamás, como por ejemplo vistosos y bellos collares con cuentas de silicon; no tóxicos y coloridos; ideales para dejar que el bebé en etapa de dentición juegue y se alivie, todo esto en el placer de tu regazo. Si no tienes un bebé, no dudes en regalarlo a una amiga que sea una recién estrenada mamá o que esté a punto de serlo, lo apreciará, te lo prometo. Lo mejor es que se consiguen en diseños tan bellos que la verás usarlo mucho después de la fase de dentición de su bebé.
La construcción también es importante, revisa que cada parte esté firmemente sujeta. Por ejemplo, los collares y las pulseras con cuentas redondas de colores son un éxito, porque no lastiman y atraen a los niños, pero no queremos tener que suspender el juego por la ruptura de un collar de perlas sin nudos que se riega en el piso y nos obliga a recogerlas apuradamente, antes de que lleguen a las manos de nuestros peques. Si tu collar es de perlas pequeñas, prefiere uno que tenga nudos entre las perlas o que tenga banda elástica.
Usa zarcillos tipo botón o “studs” y evita los aros, especialmente los grandes, lo digo por experiencia propia. Esos tiernos deditos no perdonan un irresistible aro o un zarcillo en movimiento.
Lleva tantos anillos como quieras, prefiere los suaves al tacto, sin cantos filosos ni piedras en monturas de garra.
La llegada de un bebé es un evento maravilloso, no conozco a una mamá a quien no le encante la idea de atesorarlo en una joya gemela tipo “mini me” para mamá-bebé, como el clásico dije gemelo en forma de corazón o una placa con el nombre de bebé o su fecha de nacimiento.
¿Y tú? ¿Qué estilo de mamá, maestra, tía, eres? Eres de las más glamorosas o más bien de las más sencillas? Colorida o de tonos neutros? De piezas de impacto o discretas? Sea cual sea tu estilo, espero que encuentres la manera de conservarlo. Y si lo has perdido, espero que disfrutes descubriendo tu capacidad de reinventarte, echando mano de tus accesorios, lo mereces!
Comprar estos accesorios
Todos estos accesorios son parte de la colección de joyería de Lorena, estos modelos son ideales para mamá y los puedes comprar haciendo clic en la imagen.
Zarcillos tipos botón. Puedes estar súper glam y sin riesgos para tus bebes.
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