Si no aceptamos nuestras formas comenzamos a trabajar en cambios de imagen desde comparaciones e irrealidades, y desde este lugar no podremos mejorar. El cambio solo puede venir si partimos de la realidad. Quizás queremos bajar unos kilos, o queremos lucir distintas y eso es válido si lo trabajamos con metas y tiempos realistas y aceptando la genética que tenemos.