Por Lorena Sanabria
Ah! La perla, mi gema favorita! Las perlas naturales de mar son las de mayor valor; su brillo y resistencia es irresistible y su forma es de imperfectamente redonda a totalmente irregular.
La perla ideal
Si te pido describir a la perla más hermosa que puedas imaginar, es muy posible que visualices a una perla perfectamente redonda, de brillo nítido, impecable superficie, alrededor de 12mm de diámetro y de color blanquecino.
Algunas fuentes afirman que las mujeres de piel más pálida prefieren las perlas con tonos plateados y rosáceos, mientras que las mujeres de cabello oscuro y de piel morena prefieren las perlas de tonos cremosos y dorados.
Seguramente también has visto perlas verdes, azules y hasta negras. Y muchos otros tonos obtenidos por intervención humana. Así como perlas de muy diversas formas: barrocas, en forma de moneda, lágrimas, anilladas, ovaladas…
La gran ventaja es que, sea cual sea la perla de tus sueños, ésta está al alcance de tus manos, gracias al cultivo de perlas, con procesos que han evolucionado por más de cien años, en mar y agua dulce, en China, Japón, Filipinas, Australia, Polinesia Francesa, entre otros.
La variedad existente de formas y colores permite personalizar el uso de las perlas. Juega con el contraste o la armonía que unos aretes o un collar de perlas pueden aportar a tu rostro, según su tamaño, color y forma. Diviértete encontrando tu perla ideal o tus perlas ideales! Escoge las que te hagan sonreír. Y siempre adquiere las de máximo lustre y de superficie más impecable que tu bolsillo pueda costear. En todos los casos, la iridiscencia de las perlas refleja tu tono de piel y te hace lucir fabulosa.
Y si ya las tienes, Cómo saber si tus perlas son naturales?
Si aún no conoces el secreto de la abuela, no te delates,corre a tu armario, toma tus perlas y rózalas suavemente contra tus dientes frontales o frota una perla contra otra. Si la sensación es suave y lisa, es muy probable que sea una imitación. Afortunadamente, hay muchas imitaciones de perlas con acabados encantadores. No son perlas y no deberían costarte más que unas perlas cultivadas o naturales, pero nos hacen sentir divinas! Así que no hay nada de malo en usarlas.
Si por el contrario, la sensación es ligeramente arenosa y sientes fricción, felicidades! tus perlas son naturales, porque aunque sean cultivadas, la capa que las recubre está formada de manera natural.
Si quieres saber más sobre perlas y otras gemas, te invito a visitar el sitio web de GIA, Instituto gemológico americano por sus siglas en inglés. Otra fuente usada para este artículo es mi libro de referencia Edelsteine und schmucksteine, de Walter Schumanns, en su décimo tercera edición, traducido al sueco por la sociedad sueca de gemología.
Si deseas ver el maravilloso trabajo o saber más de Lorena aquí puedes encontrarla:
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