En 2014 estudiaba Fashion Marketing en Buenos Aires y me tocaba ver una materia de la que no sabía nada: Taller de estilo e imagen 2, la versión 1 de esta materia temía mucho que ver con historia de la moda, arte y moda, sociología y estilismo de moda, nos había tocado hacer una revista de proyecto final; así que pensé que la versión 2 iba de lo mismo, pero más avanzado.  

No se trataba de eso, esta vez sí era  una materia que hablaba de estilo personal, de cómo vestirte, de cómo seleccionar lo que te quedaba bien según tu cuerpo. Tengo que confesar que comencé a estudiar con mucha incredulidad, no soy de seguir recetas, ni fórmulas, y en mi defensa tengo que decir que hace 10 años no se hablaba de eso, Instagram era apenas una recién nacida red social donde se posteaban fotos de paisajes. 

Las que conocen mi historia saben que yo siempre he tenido complejo con mis caderas y mis piernas gruesas, a mi me hubiera gustado ser flaca y alta, pero no lo soy y eso me hizo sufrir por mucho tiempo. Además vivía en Argentina, donde todas parecen premiadas con la lotería de la genética: altas, flacas, piernas largas y delgadas. Todos mis anhelos. 

Nunca pensé que en esta materia de la universidad, que vi sin mucha esperanza, comenzaría mi reconciliación con el espejo y con sería la semilla de mi proyecto profesional de vida, la conexión con mi propósito. 

En esta materia recuerdo que dijeron que las personas que tenían caderas y piernas anchas debían usar pantalones rectos o bootcut, decir esto en el reino de los skinnys jeans era casi un sacrilegio, y yo bastante incrédula busqué en mi closet y conseguí algunos pantalones que “podían funcionar”  y poco a poco fui incorporando cosas que iba escuchando en mis clases, sin mucha esperanza. Con el pasar del tiempo me di cuenta que comenzaba a sentirme mejor con lo que veía en el espejo, ya no estaba tan centrada en mis caderas, porque había aprendido a vestirlas y con lo que estaba implementando les bajaba el volumen y se sentía más linda y más segura. 

Recuerdo el momento que pensé “si esto lo supieran más mujeres, si supiera que con pequeños cambios en la forma cómo seleccionan lo que se ponen pueden sentirse mucho más lindas sería una revolución” y fue así como nació Project Glam, como una forma de ayudar a todas las mujeres, sin importar su físico, a sentirse bien; así fue como nació mi propósito con este proyecto: Democratizar el estilo, que todas se sientan lindas, porque de verdad “somos lindas todas”, como dice nuestro eslogan. 

Lo que vino de ahí en adelante fue una pasión absoluta, así comencé a estudiar, a investigar, a entrevistar mujeres y logré crear no solo Project Glam, sino el Método de los 4 pasos para cambiar tu imagen que surge de una investigación con más de 1300 mujeres de diferentes lugares del mundo, de edades comprendidas entre los 25 y los 55 años, entre marzo 2015 y marzo 2016, supervisada por un psicólogo social. Este método se nutre todos los días y evoluciona con mi trabajo, que ya suma más de 3 mil mujeres en 37 países del mundo, en 9 años de experiencia, donde he podido recorrer el mundo difundiendo este mensaje. 

Quiero que tú también puedas reconciliarte con el espejo y que puedas vivir esta experiencia de verte todos los días en el espejo con ojos de amor, empoderate y que tu imagen te ayude a lograr tus objetivos. 

Te espero en Total Glam, el curso que le dio corazón a Project Glam y el que ha ayudado a miles de mujeres en el mundo a cambiar su vida. 

En este video puedes escuchar mi historia con el espejo.

Con Cariño,

Dani

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Project Glam es la comunidad de mujeres en español más grande el mundo, presentes en 37 países, que buscan empoderar a las mujeres a través de la imagen personal y la reconciliación frente al espejo.

Tenemos la Academia Glam, donde buscamos difundir nuestro mensaje de que “somos lindas todas” y todas podemos amar lo que vemos frente al espejo, impartiendo certificaciones y especializaciones en asesoría de imagen y también en ayudando a mujeres a encontrar la imagen que quieren tener.

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